LA DEPRESIÓN Y OTROS TRASTORNOS, EFECTOS DEL COVID-19 EN LA SALUD MENTAL

ER.- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades mentales son las más discapacitantes del mundo. Expertos en salud mental de Latinoamérica, España y Estados Unidos, advierten que se ha visto un incremento en la depresión, ansiedad, estrés e incluso suicidios como consecuencia de la pandemia.  

Es por eso que resulta importante dar atención a estas enfermedades, más aún en el caso de las poblaciones vulnerables como niños, pacientes con problemas de salud mental, pacientes con COVID-19 y los profesionales de la salud.  

Un estudio epidemiológico realizado en Argentina, Brasil, Colombia y México con 1.478 pacientes que padecen de depresión mayor presentó los hallazgos preliminares que demuestran que, incluso sin los factores biológicos y estresantes del COVID-19, el 30% de los pacientes con este tipo de depresión no responden a por lo menos 2 diferentes tipos de tratamientos antidepresivos.  

Sin embargo, es importante diferenciar entre tristeza y depresión. Si bien la tristeza es una emoción necesaria y natural del ser humano, si termina afectando el funcionamiento familiar, laboral y social, se debe consultar con un profesional, ya que puede tratarse de depresión”, explica el Dr. Eduard Vieta, Jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona. 

“En Janssen, tenemos más de 60 años de experiencia en el área de neurociencias y por eso estamos contribuyendo en soluciones para el COVID-19 mediante los esfuerzos en el desarrollo de la vacuna; hace un mes anunciamos el inicio de la fase de estudios clínicos en humanos en julio, más temprano de lo que esperábamos”, afirma Josue Bacaltchuk, vicepresidente de Asuntos Médicos para Janssen Latinoamérica. 

La vida actual ha tenido una transformación debido a la pandemia y tanto el cuerpo como la mente de las personas se han visto amenazados. “Con este tipo de espacios, se pretende llamar la atención de la sociedad sobre la necesidad de abordar y, si es posible, prevenir los efectos devastadores de esta pandemia en la salud mental y evitar sus consecuencias en los años venideros”, concluye Bacaltchuk. 

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