OLVIDADOS EN LAS CALLES DE LIMA: EL DRAMA DE LOS ADULTOS MAYORES SIN HOGAR

ER.- Martín no recuerda la última vez que durmió en una cama, pero sí puede contar, con dolorosa precisión, cómo perdió todo. A sus 65 años, la calle se ha convertido en su único hogar y los animales del parque, su única familia. Su rutina empieza con

(Foto: Adulto mayor en situación de calle pidiendo limosna en Jirón Ica)

el frío del amanecer con el que se levantan muchos peruanos a trabajar. Sin embargo, para él es su día entero, buscando botellas y cartones para vender. En los días buenos, sus esfuerzos le permiten comer algo; en los malos, depende de que una iglesia lo reciba con caridad. Por las noches, se acomoda en un pedazo de cartón que hace el rol de una cama, mientras su tos persistente, una herencia de su problema pulmonar, resuena en las calles desiertas del Cercado de Lima.

Martín fue abandonado por su pareja hace cuatro años. Desde entonces, deambula por el centro de la ciudad, cargando no solo el peso de su cuerpo cansado, sino también el de una sociedad que parece haberlo olvidado y con esto, sus derechos. Hace poco, perdió lo poco que le quedaba: una mochila con sus pertenencias, robada mientras dormía. Ahora, la incertidumbre lo acompaña, junto con un taper vacío que espera llenar al final del día.

Como Martín, al menos 60 adultos mayores viven en las calles del Cercado de Lima, según el último censo nocturno realizado en 2020 por la Municipalidad de Lima. Detrás de estas cifras, hay historias de abandono, hambre y enfermedades. La psicóloga Flor Rubio Palacios explica que la soledad y el rechazo social generan en estas personas un profundo daño emocional. “La mayoría desarrolla trastornos mentales que, sin diagnóstico ni tratamiento, los sumen en un círculo de deterioro físico y psicológico”, señala.

A pesar de estas condiciones, las políticas públicas parecen insuficientes para abordar la magnitud del problema. Mientras Martín intenta sobrevivir otro día, el sistema lo mantiene atrapado en un ciclo de precariedad. Cuando las luces de la ciudad se apagan, sus noches transcurren bajo el manto de una Lima indiferente, recordándonos que los olvidados del centro no son cifras, sino vidas que claman por dignidad.

Así como la historia de Martin, se ha demostrado que en los últimos tiempos la población de adultos mayores que viven en las calles de Lima ha ido aumentando significativamente y lo más preocupante ante esta problemática es la poca importancia por parte de las autoridades. El censo realizado por la Municipalidad de Lima en 2020 también aporta una dimensión cuantitativa a la problemática donde se registró 60 adultos mayores en situación de calle en el Cercado de Lima., identificando a los adultos mayores como uno de los grupos más afectados por la situación de calle y resaltando la necesidad de servicios especializados en salud y acceso a programas sociales. Esta información apunta a la urgencia de implementar políticas públicas efectivas que atiendan tanto las necesidades inmediatas como los factores de fondo, como la salud mental y la reintegración social de estas personas.

Este contexto de marginación y abandono social, exacerbado por la pandemia de COVID-19, subraya la necesidad de investigar las causas y consecuencias de la situación de calle en los adultos mayores. Comprender este fenómeno permitirá diseñar políticas de intervención que puedan mejorar su calidad de vida, facilitar su reintegración y reducir su vulnerabilidad ante la exclusión y el deterioro progresivo que enfrentan en las calles.

La investigación sobre adultos mayores en situación de calle en Lima Centro cobra relevancia a partir de los testimonios y el análisis de expertos que destacan tanto los factores individuales como los estructurales que llevan a esta población a una situación de vulnerabilidad extrema. Especialistas en problemas neurológicos, resaltan las graves afectaciones psicológicas que experimentan las personas sin hogar, como la depresión, el deterioro cognitivo y el desarrollo de adicciones. Estos problemas de salud mental no solo complican su permanencia en la calle, sino que también limitan su capacidad de reintegrarse socialmente, generando un ciclo de aislamiento y marginación del que resulta difícil salir sin una intervención adecuada.

Desde un punto psicológico

Según Flor Rubio Palacios, psicóloga especialista en problemas neurológicos, explica que los adultos mayores que viven en la calle padecen uno o más de un trastorno mental, con variados grados de severidad y que pueden llegar a agravarse al no tener un diagnóstico. La soledad, exposición a la adversidad y el sentimiento de rechazo son las principales causales que conllevan a un adulto a una angustia psicológica, estrés y psicosis. En el Perú, más del 20% padece algún tipo de trastorno mental con variados grados de severidad, datos que también lo confirma la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalando que el aislamiento social y la soledad aquejan a casi la cuarta parte de los adultos mayores .

La especialista señala que las personas mayores que viven en las calles, en la mayoría de los casos, no inician con alguna adicción, sino que son adquiridas con el tiempo. Esto empeora su situación volviéndose dependientes y llevándolos a cometer actos delictivos. Es por ello que el acompañamiento psicológico es muy importante para estas personas, sin embargo, no existe un tipo de apoyo emocional específico, cada caso de adulto que lo llevó a estar en situación de calle es único.

Ante los proyectos de reinserción a la sociedad, los adultos en situación de calle enfrentan prejuicios en el que son considerados como personas “No adecuadas” para vivir entre los demás. «La mejor recomendación que podría dar es promover la empatía» sostiene la psicóloga Rubio. 

(Foto: Adulto mayor en situación en calle en Jr. Conde de Superunda y Convento de Santo Domingo)

Un problema invisible para las autoridades

A partir de la situación que encontramos con Martín, decidimos ir a buscar respuestas claras por parte de las entidades del Gobierno de nuestro país, por lo cual nos dirigimos a la Municipalidad de Lima con el fin encontrar información y saber un poco más acerca de los procedimientos que tienen el personal de serenazgo cuando se encuentran con situaciones de adultos mayores en condición de calle. 

Llegamos hasta al departamento de Bienestar Social del COMAIN que es parte de la Municipalidad de Lima donde nos atendió la Licenciada Norma, pero lamentablemente se negaron a darnos mucha información, insistimos en saber acerca de cuáles son las medidas que se toman cuando una persona de avanzada edad es encontrada durmiendo en los parques o calles de Lima metropolitana y solo pudo mencionar que son llevadas por esa noche a un hogar de tránsito.

Debido a las pocas explicaciones que obtuvimos fuimos directamente a la Plaza Mayor de Lima en busca del personal encargado de cuidar las calles de Lima, el servicio de serenazgo donde Juan estuvo más dispuesto a brindarnos un poco más de información así que le preguntamos cómo hacían cuando encontraban abuelitos o personas de la tercera edad durmiendo en las calles y nos mencionó lo siguiente: “Bueno, quien va a asumir el gasto para mantener tanto a indigentes donde la mayoría son ancianos”, algo muy preocupante que refuerza la problemática identificada en esta investigación que son las faltas de políticas públicas para poder abordar esta causa. 

Mientras tanto, la realidad sigue siendo cruda para cientos de ancianos que, cada día, luchan por sobrevivir en un entorno que parece haberlos olvidado. Sin un cambio en las políticas públicas, esta situación solo podría empeorar, llevando a más personas mayores a la desprotección y al abandono social.

El caso de Martín, como el de muchos otros adultos mayores que viven en situación de calle en el Centro de Lima, expone no solo una problemática humanitaria alarmante, sino también un vacío evidente en las respuestas institucionales. Durante nuestra investigación, las barreras para obtener información por parte de las autoridades fueron constantes. La falta de transparencia, las respuestas evasivas y las contradicciones internas reflejan un sistema inoperante frente a la realidad que enfrentan cientos de peruanos mayores en las calles.

Desde la Secretaría de PETISOS, al intentar obtener detalles sobre la ayuda que se brinda a esta población, solo obtuvimos respuestas ambiguas: “Esta información no la manejamos, en realidad solo sobre adultos mayores, pero no en situación de calle”, comentó una de las secretarías, añadiendo que esta información era “confidencial”. Ante nuestra insistencia, la respuesta fue: No está el jefe para autorizar a dar ninguna información. La municipalidad solo ve temas acerca de los adultos mayores que pueden acceder a talleres”.

Por otro lado, al contactar a Marta Arellanos, trabajadora social, sus respuestas fueron igualmente poco concretas: Deberían hacer una cita para que los jefes autoricen hablar sobre el tema”, nos dijo en dos ocasiones, justificando que los encargados estaban en reuniones. Cuando insistimos sobre las acciones concretas para los adultos mayores en situación de calle, respondió de manera evasiva: “Brindamos ayuda, pero no puedo decir mucho porque luego mis palabras se distorsionan”. Estas declaraciones, lejos de aclarar, evidencian la falta de claridad en las políticas y acciones municipales.

El hecho de que el sistema destine recursos únicamente a adultos mayores con estabilidad económica, mientras ignora a aquellos en extrema vulnerabilidad, es una contradicción que demanda atención urgente. La burocracia, las excusas y la falta de voluntad para actuar contribuyen a perpetuar un círculo vicioso de abandono.

Las calles del Centro de Lima seguirán siendo un refugio frío para los ancianos olvidados, mientras no se implementen políticas públicas integrales y efectivas que aborden esta crisis desde sus raíces. Es imperativo que se prioricen medidas como la creación de albergues con capacidad adecuada, programas de atención en salud física y mental, y estrategias para la reinserción social de esta población.

El tiempo apremia y el cambio debe comenzar ahora. Los adultos mayores en situación de calle no son solo una estadística; son vidas que merecen dignidad, respeto y oportunidades para reconstruir su existencia. Lima no puede darse el lujo de seguir ignorándose.

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