MINERÍA ILEGAL: INICIATIVAS PERUANAS BUSCAN MITIGAR IMPACTOS Y PRESERVAR EL MEDIOAMBIENTE

ER.- La minería ilegal es una de las actividades ilícitas más perjudiciales en el Perú, afectando gravemente la Amazonía y otras áreas de alto valor ecológico, especialmente en distritos de Loreto, Amazonas, Madre de Dios, San Martín y Huánuco. Además de la deforestación y contaminación de ríos, esta actividad fomenta economías informales que afectan la salud de las comunidades vulnerables.

Ante este desafío, surgen iniciativas sociales y económicas que buscan mitigar los impactos de la minería ilegal. Estas actividades productivas ofrecen soluciones sostenibles que no solo reducen la dependencia de las comunidades de la minería, sino que también fomentan el desarrollo integral y crean nuevas fuentes de ingresos. Estas son cuatro iniciativas destacadas que se llevan a cabo en las regiones de Madre de Dios, Cusco y Loreto:

El Fruto Dorado:
Hace diez años, el oso de anteojos (Tremarctos ornatus) era considerado una amenaza para los agricultores de la zona andina de la Reserva de Biosfera del Manu, ya que destruía los cultivos de maíz. Al ser una especie vulnerable, se implementó una estrategia para promover la convivencia armoniosa entre humanos y naturaleza. En 2014, el Parque Nacional Manu y la Sociedad Zoológica de Frankfurt Perú (FZS Perú) introdujeron el cultivo de aguaymanto en las zonas afectadas por el oso, ya que esta fruta no es consumida por el animal, tiene alto valor nutricional y es rentable.

A lo largo de cuatro años, 60 familias fueron capacitadas en cultivo y comercialización del aguaymanto, convirtiéndolo en una fuente clave de ingresos. Actualmente, el aguaymanto del Manu abastece a una marca peruana de jugos, y la comunidad sigue trabajando en darle valor agregado para acceder a mercados internacionales.

 

Los Guardianes de la Castaña:
La Asociación ASCART, formada por un grupo de comuneros, se ha dedicado a la cosecha de castañas en el Parque Bahuaja Sonene. Este fruto, muy valorado en la gastronomía, se ha convertido en una fuente sostenible de ingresos, dependiente de la salud de los bosques. ASCART es pionera en la preservación de la biodiversidad, gestionando 25 concesiones de cosecha y obteniendo certificaciones orgánicas y el reconocimiento Clima Positivo, que valida su contribución al cuidado del medioambiente.

Las Hijas de la Yuca:
En la cuenca del río Ampiyacu, en Loreto, nace la iniciativa Hijas de la Yuca, un proyecto liderado por 15 emprendedoras que buscan llevar el tubérculo más utilizado en la alimentación amazónica, la yuca, a la cocina gourmet. Mediante un proceso de fermentación, obtienen el Ají Negro, una exótica salsa usada en la gastronomía fusión latinoamericana. Con el apoyo del Instituto del Bien Común y la Sociedad Zoológica de Frankfurt Perú, esta asociación ha ganado visibilidad y mayor rentabilidad, compartiendo su cultura y biodiversidad con el mundo.

Pasión conservacionista al rescate de la papa nativa:
Irma Rojas Salcedo, conservacionista y educadora, ha liderado la recuperación de 700 variedades de papas nativas en el Cusco, áreas como Challabamba, Paucartambo y Colquepata. Su trabajo ha permitido que las familias agricultoras continúen cultivando papas que corren el riesgo de desaparecer. Además, ha sido clave en la actualización de la Reserva de Biosfera del Manu (RBM) después de más de 40 años, contribuyendo a la conservación de estos productos ancestrales.

Estas iniciativas no solo combaten la minería ilegal, sino que también promueven un desarrollo equilibrado, justo y sostenible para las futuras generaciones.

 

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