LA SALUD PÚBLICA EN ESTADO DE EMERGENCIA POR FALTA DE SANEAMIENTO ADECUADO
ER.- Miles de personas en el mundo sufren de enfermedades producidas por el consumo de agua contaminada.
Escribe: Hellen Vásquez Chaparro
La falta de acceso al agua potable, junto al saneamiento y la higiene deficientes, son problemas sociales que condicionan la presencia de diferentes tipos de enfermedades que afectan la salud de las poblaciones.
En Perú, un 25% de la población no tiene acceso a saneamiento básico de acuerdo a washdata.org. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el agua contaminada puede definirse como como «aquella cuya composición ha sido modificada, de modo que no reúne las condiciones para el uso que le permitirá llegar en su estado natural y, por lo tanto, no sirve para el consumo humano”.
Asimismo, la Red Nacional de Epidemiologia (RENACE) indica que las enfermedades transmitidas por el agua son producidas por «agua contaminada», como resultado de la contaminación natural por desechos animales o minerales o contaminación artificial, cuando el hombre interactúa con el ambiente a través de las diferentes actividades industriales en general, que utilizan el agua en diferentes usos y que, si no son tratadas adecuadamente, retornan al ciclo con diferentes niveles de contaminación.
Sin embargo, las inundaciones, las sequías, la pobreza, el tratamiento inadecuado de los desechos y la insuficiente infraestructura para el tratamiento del agua, plantean serias amenazas a la salud pública, al desarrollo económico y social del país que está en vías de desarrollo. En ese sentido, el agua contaminada puede transmitir enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
El doctor Juan Villena, médico internista y de enfermedades infecciosas del Hospital Guillermo Almenara Irigoyen de EsSalud, señala que consumir aguas con residuos sólidos puede causar enfermedades diarreicas y parasitarias, que muchas veces llegan a ser mortales. “Cabe recordar, que las enfermedades transmitidas por el agua no se propagan exclusivamente por agua contaminada o por vía oral, sino que también, pueden transmitirse debido a prácticas poco higiénicas y por contaminación de los alimentos”, agrega el especialista.
El cuerpo humano está conformado por un 70% de agua. Si tomamos conciencia de esta proporción, entenderíamos que estamos casi obligados a consumir la cantidad recomendada por los especialistas, que corresponde a 8 vasos diarios de agua “limpia”. Sin embargo, esta es una posibilidad lejana para este grupo de personas.
Casos como el de Marcela Soria, vecina del asentamiento humano Pachacútec, que es madre de 3 niños y vive en una casa austera, son comunes. Ella tiene que salir todas las mañanas a buscar agua porque no cuenta con el servicio de agua potable.
“Mis niños piden siempre agua porque están en constante movimiento, son traviesos, se ensucian mucho y necesitan lavarse para comer, o bañarse para irse a dormir. Como no tenemos baño propio, tenemos que usar este espacio que hemos acondicionado como baño para hacer nuestras cosas y no es suficiente. Mis hijos se han enfermado varias veces y siempre se quejan de dolor de estómago”, comenta.
PREVENIR O LAMENTAR
El especialista de EsSalud afirma que enfermedades transmitidas por el agua contaminada pueden prevenirse, si es que se toman medidas como hervir o clorar toda el agua no potable, usar jabón para lavarse las manos antes de preparar los alimentos y guardar el agua en un envase limpio.
Sin embargo, personas en situación de vulnerabilidad no pueden hervir siempre el agua o lavarse constantemente las manos, porque no tienen acceso a los servicios básicos que les permitan cumplir con estas indicaciones. Ellos guardan el agua en recipientes que están mal protegidos o manipulados inadecuadamente.
En los adultos, los efectos de las enfermedades ocasionadas por el agua contaminada típicamente duran solamente unos cuantos días y pueden ser tratados con medicamentos sin necesidad de receta. Debido a esto, no se les brinda la correcta atención en los centros de salud.
El señor Carlos Evaristo vive en la zona de Ticlio Chico y cuando puede conseguir agua, se siente el hombre más afortunado del mundo. “He vivido tantos años aquí, que ya estoy acostumbrado a los dolores de estómago, a las náuseas. Cuando voy al hospital, solo me dan pastillas y me dicen que ya pasara. Yo sigo tomando el agua que recojo de los camiones y a veces ni la limpio, porque no tengo con que hacerlo. De algo tendré que morir”, dice este hombre que se dedica al reciclaje y ya tiene más de 50 años.
LAVADO DE MANOS
El lavado de manos es una de las medidas más importantes para la prevención de enfermedades, sobre todo, en tiempos de pandemia. Se estima que solo el 19% de las personas en el mundo se lava las manos después de ir al baño. Lo recomendable es crear el hábito de lavarse las manos desde niños.
De esta manera, se previene 1 de cada 3 casos de diarrea en niños y 1 de cada 5 casos de infecciones respiratorias en el mundo. Anualmente 1.8 millones de niños mueren a causa de la diarrea o infecciones respiratorias como neumonía. Además, el lavado de manos evita hasta en 60% el ausentismo escolar a causa de infecciones al estómago.
“Durante la pandemia del COVID-19, el lavado de manos ha sido una de las medidas que ha contenido la transmisión del virus, adicionando otras medidas de higiene como el uso de un desinfectante de manos cuando no se pueda usar agua y jabón además del uso de mascarillas. Pero es fundamental enfatizar en la frecuencia y la técnica del lavado de manos”, dice la doctora Ana Casares, directora médica regional del área de Consumer Healthcare de Sanofi.
Además, la OMS calculó que, si médicos y enfermeras se lavaran las manos regularmente durante su jornada de trabajo, se evitarían en todo el mundo 1.4 millones de casos de infecciones adquiridas en hospitales y otros centros sanitarios por día. Por tanto, es necesario seguir exhortando a la población, así como al personal de salud, a conocer la técnica del lavado de manos, y promover esta práctica en las comunidades.
BAÑOS CAMBIAN VIDAS EN PERÚ
En Perú, el programa “Baños Cambian Vidas” que es desarrollado por la empresa Kimberly-Clark en asociación con la ONG Water For People, lleva cinco años contribuyendo a la lucha contra la crisis sanitaria y cambiando la vida de muchas comunidades.
Hasta el momento el programa ha impactado a más de 7 mil personas, y se estima que este año lleve saneamiento de calidad a más de 21 comunidades en Cajamarca (Asunción), Lambayeque (Reque) y La Libertad (Cascas). Gracias a este tipo de proyectos, se construirán baños en escuelas y hogares, educando a las familias sobre la importancia del uso correcto del saneamiento y de la correcta limpieza de manos.
“Vamos a realizar activaciones locales para sensibilizar sobre la educación, higiene y acceso al agua potable a las comunidades locales más vulnerables de Perú. Esto como parte del compromiso que tiene la empresa por desarrollar productos y acciones que impacten positivamente la vida de las personas”, comenta Ana Bandle, directora de Marketing de Kimberly-Clark Perú y Bolivia.
EL DATO RESPONSABLE
En zonas de extrema pobreza que carecen de instalaciones de saneamiento apropiadas, las enfermedades transmitidas por el agua contaminada pueden propagarse con gran rapidez. De acuerdo a las proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas para el año 2025, más de 1800 millones de personas vivirán en países o regiones con absoluta escasez de agua, y dos tercios de la población mundial podrían sufrir dificultades en su acceso al recurso, lo que originará enfermedades severas.
Artículo realizado como parte del curso-taller virtual “Periodismo ambiental y conciencia ecológica en torno al agua”, organizado por la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria y la Cooperación Suiza en Perú y los Andes – COSUDE. #periodismoambiental @acscalandria